miércoles, 30 de mayo de 2012

El pescador

Un banquero especialista en inversiones estaba en el muelle de un pueblecito caribeño cuando llegó un bote con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescarlos.
El pescador respondió que sólo un poco tiempo. El banquero luego le preguntó por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado. El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.

El banquero luego preguntó: "Pero, ¿qué haces con el resto de tu tiempo?"

El pescador dijo: "Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi esposa, María, y me acerco todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco la guitarra con mis amigos. Tengo una vida placentera y ocupada."

El banquero replicó: "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos, comprar un bote más grande. Con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes, con lo que en un tiempo podrías tener una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario, lo podrías hacer directamente a un procesador y eventualmente abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pequeño pueblo e irte a la Capital, donde dirigirías tu empresa en expansión."

El pescador preguntó: "Pero, ¿cuánto tiempo tarda todo eso?" A lo cual respondió el banquero: "Entre 15 y 20 años."

"¿Y luego qué?" El banquero se rió y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones."

"Millones... y ¿luego qué?" El banquero le respondió: "Luego te puedes retirar. Te mudas a un pueblecito de la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer la siesta con tu mujer, acercarte todas las noches al pueblo para tomar vino y tocar la guitarra con tus amigos."

El pescador respondió: "¿Acaso eso no es lo que tengo ya?"

Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos.

webcatolicodejavier.org

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martes, 29 de mayo de 2012

María y el silencio

Mayo es el mes de Nuestra Señora. Ella nos ofrece una preciosa imagen del silencio. Es una mujer envuelta en el silencio. Ella recibe la Palabra en toda su plenitud, pues ella posee todo el espacio para acogerla. Medita la Palabra y nos ofrece sus frutos. Sería muy bueno que, en cada día, incluso en un espacio pequeño, nos envolviera el silencio. Entonces nuestras vidas serían más fructíferas.

Los monjes y los contemplativos adoptan la señal de María: a lo largo de sus vidas, tratan de permanecer en silencio y tratan de escuchar. Piensen en el silencio que se produce en una gran sala de conciertos, cuando un pianista famoso se sienta en el piano y comienza a tocar suavemente. La música suena, no sólo en el piano, sino que en los corazones de la audiencia: ella se hace una con la música, mientras ésta continúa, y se retira transformada al terminar el concierto.

La oración puede ser así: tratamos de escuchar la música de Dios, música que no tiene sonido. Por eso pedimos la gracia de poseer corazones que escuchen; corazones en los cuales la Palabra pueda caer como una semilla, echar raíces y crecer en un terreno bien preparado. Ahí la Palabra dará mucho fruto, aunque no sabemos aún cómo. ¡Dios te salve, María!

iglesia.org

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domingo, 27 de mayo de 2012

Dios es nuestro huésped

Secuencia de Pentecostés

Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno

Evangelio: Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros.” Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.” Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”

DIOS ES NUESTRO HUÉSPED

Nadie puede decir: “Jesús es Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. He de admitir que este versículo de San Pablo siempre me causa perplejidad. La fe es un acto personal, pero hemos de admitir – así nos lo revela la Escritura – que no podemos creer en Dios sin Dios, sin su acción en nosotros. ¿Cómo explicar esto?

La perplejidad primera puede convertirse en admiración y gozo si penetramos en este misterio, que nos conduce hasta nuestro bautismo. Fue entonces cuando Dios comenzó su obra redentora en nosotros, sin nosotros darnos cuenta (tampoco los que lo recibieron en edad adulta, pues me refiero la acción misma de Dios, que no se ve). En el bautismo, viene Dios al alma. Y por eso llamamos al Espíritu Santo “Huésped del alma”. Lo hemos leído en la Secuencia antes del Evangelio y en esta expresión vamos a detenernos.

Dios viene para ser nuestro huésped, nuestro invitado. “Yo no lo he invitado”, alguien me podrá decir. No es cierto. Tú lo has invitado, porque tú buscas la felicidad. Lo invitas sin saberlo. Otro replicará: “en el caso del bebé que es bautizado, tampoco Dios ha sido invitado por él”. Por él no, pero sí por sus padres que entre todo lo bueno que le quieren dar, también quieren para su hijo la fe.
El Espíritu Santo viene como huésped, como invitado… para invitarnos a nosotros a creer en Jesucristo, en su Mensaje, en sus Promesas, en su Perdón. La perplejidad primera resulta al final admiración: Dios nos impulsa a creer en Él; nos da la luz y la fuerza para ello.
Ahora bien, a un huésped se le puede echar de casa. Con mejores o peores modales – sabemos que somos muy libres, muy señores de nuestra casa – podemos indicarle a Dios la puerta de salida y preferir estar sin Huésped en el alma. Creo sinceramente que el problema es éste. Que no queremos huéspedes, que preferimos tantas veces estar solos. No es que Dios no viene, sino que se tiene que ir, porque no lo aceptamos.

¿Pensamos que el Huésped nos va a robar?, ¿nos va a perjudicar?, ¿nos va a herir?... No. El Espíritu Santo no te viene a quitar nada, que nada tienes. Te viene a dar todo, que te falta todo. Dios no es enemigo del hombre. Lo ha creado y lo ha salvado del pecado. Y ahora quiere llevarlo a la plenitud de la vida con Él. Dios es bueno, muy bueno. Dios es amigo, muy amigo.

El Espíritu Santo es luz y es fuerza, Hace unos días, el Papa, que tanto está sufriendo – más aún que por los de lejos, por los disgustos que le dan los de cerca – decía a sus cardenales: “estamos en el equipo vencedor, porque es el equipo del Señor”. Se nota que tiene a Dios como Huésped en su alma, y que Él le da las fuerzas y lo sostiene en la lucha por el bien.

Conozco a una persona que el pensamiento de Dios como Huésped le hizo dar el paso a la fe. Cayó en la cuenta, gracias a esta verdad, de que Dios es mucho más cercano de lo que se pensaba. Pensemos en Dios como Huésped, no en un Dios abstracto y lejano. Y tal vez así, le abramos las puertas para que entre en nuestra vida.

He querido ilustrar este post con imagen de la Capilla papal Redemptoris Mater, que el otro día tuve la dicha de poder visitar. En el día de Pentecostés, con los apóstoles y la Madre de Jesús con ellos, comenzó la labor de la Iglesia. Hasta hoy y hasta el final del mundo. Con la fuerza del Espíritu Santo.

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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sábado, 26 de mayo de 2012

¿Qué hacer cuando tienes heridas?

Una de las experiencias más fuertes en mi vida sacerdotal es constatar cuánto sufrimiento hay en el mundo. Es difícil encontrar personas que no carguen con heridas. En la niñez, en la adolescencia, la juventud, la edad adulta, la ancianidad, se padecen heridas. En la vida matrimonial, familiar, social, laboral, moral, religiosa, se padecen heridas. Heridas que pesan hondo sobre la propia psicología, el estado de ánimo y la conciencia. Heridas que condicionan y que hacen sufrir mucho.

¿QUÉ PUEDE AYUDARNOS A SANAR?

1. Deseo de sanar. Ante todo debemos reconocernos enfermos y querer sanar.

2. El perdón. El perdón es un bálsamo para la herida. Podemos reconocer nuestras limitaciones y miserias y acudir a la penitencia para pedir perdón. Podemos y debemos también perdonar y perdonarnos. En materia de perdón, el modo en que se comporta Dios Padre con nosotros es nuestro punto de referencia. Cuando arrepentidos vamos a pedir perdón a Dios con humildad, una y otra vez escuchamos que nos dice: "Te sigo amando igual, vete y no peques más."

3. La fe. Por la fe reconocemos a Cristo como médico capaz de sanarnos. Debemos creer que Él puede curarnos. Sólo Él que nos creó, sólo quien sabe de qué barro estamos hechos puede reparar las heridas de nuestro corazón. "Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, que nos consuela en toda tribulación nuestra." (2a. Corintios 1, 3-4)

4. La Eucaristía. La Eucaristía tiene el poder de reparar en nosotros la imagen de Cristo. San Ignacio de Antioquía define la Eucaristía como antídoto para no morir.

A todos nos ayuda sentirnos acompañados cuando estamos enfermos. Jesús nos acompaña siempre y sufre con nosotros. Jesús no es ajeno a nuestras heridas. Más aún, las asumió y se quedó con ellas. Cuando Cristo resucitó, mostró a los discípulos las heridas de sus manos, de sus pies y de su costado. Y de esa herida más profunda, la del costado traspasado, salió sangre y agua y es fuente fecunda de gracias. Cuando la persona herida recibe los sacramentos y hace oración con fe y confianza, lo que hace es acudir a los pies de Cristo Resucitado para que el Agua viva le sane. "Por sus llagas hemos sido curados" (1 Pe 2,24)

5. La oración. En la oración acudimos a Dios para pedirle que cure nuestras heridas. Dios quiere sanarnos pero espera que nosotros acudamos a Él y le digamos que le necesitamos como médico y que confiamos en el poder curativo de su misericordia. Dios no nos receta nada a la fuerza, respeta siempre nuestra libertad, espera la actitud humilde del orante que acude a Él libremente y le suplica con confianza que le sane: "Todo aquello que pidáis con fe en la oración, lo recibiréis" (Mt 21,22)

Y una vez que le pedimos la gracia de sanar, terminar la oración con la certeza de que Él se hará cargo. Debemos pedir con fe, como la hemorroísa a la que Jesús le dijo: "Tu fe te ha sanado" (Mt 9,22). Esta mujer creía firmemente que lo que pedía en la oración podía darlo por recibido: "Todo aquello que pidáis en la oración, cree
La oración es condición para que Cristo Médico nos cure. La oración es una medicina. La oración tiene el poder de llenarnos de paz, de hacer que la luz de Cristo brille donde hay tinieblas y así ayudarnos a superar el resentimiento, la angustia, la tristeza y la desesperación.d que ya lo habéis recibido." (Mc 11,24)

Cuando el alma herida ora, se centra en Cristo y su oración es antídoto contra los pensamientos que andan en busca de culpables, lo que equivale a seguir rascando la herida. Hemos de centrar la memoria en los dones de Dios, no en las heridas ni en los culpables. El recuerdo de Dios es curativo. El recuerdo de las heridas y de sus causas nos hunde más en la amargura. La herida del orante sana; la otra gangrena. "Sea cual sea su agravio, no guardes rencor al prójimo, y no actúes guiado por un arrebato de violencia" (Eclesiástico 10, 6) “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; porque con la medida con que midáis se os medirá”. (Lucas 6, 36-38)

¿Te sientes moralmente enfermo? ¿Está aún viva alguna herida que te da rabia, te avergüenza y te hace sufrir? Ora más, ora con fe, ora con más humildad. Y si no puedes o no te sale, simplemente acude a Él y pídele que te sane.

“En ti, Dios, me cobijo,
¡nunca quede defraudado!
¡Líbrame conforme a tu justicia,
tiende a mí tu oído, date prisa!
Sé mi roca de refugio,
alcázar donde me salve;
pues tú eres mi peña y mi alcázar,
por tu nombre me guías y diriges.
Sácame de la red que me han tendido,
pues tú eres mi refugio;
en tus manos abandono mi vida
y me libras, Yahvé, Dios fiel.
Me alegraré y celebraré tu amor,
pues te has fijado en mi aflicción,
conoces las angustias que me ahogan;
ten piedad de mí, Dios,
que estoy en apuros.
La pena debilita mis ojos,
mi garganta y mis entrañas;
mi vida se consume en aflicción,
y en suspiros mis años;
pero yo en ti confío, Yahvé,
me digo: «Tú eres mi Dios».
Mi destino está en tus manos, líbrame
de las manos de enemigos que me acosan.
Que brille tu rostro sobre tu siervo,
¡sálvame por tu amor!
Dios, no quede yo defraudado
después de haberte invocado;
¡qué grande es tu bondad, Dios!
¡Y yo que decía alarmado:
«Estoy dejado de tus ojos»!
Pero oías la voz de mi plegaria
cuando te gritaba auxilio.
¡Tened valor, y firme el corazón,
vosotros, los que esperáis en Dios!”

(SALMO 30)

P. Evaristo Sada
la-oracion.com

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viernes, 25 de mayo de 2012

Un guardameta devoto

Un famoso portero de fútbol de prestigio internacional visitó una tarde el colegio de los Jesuitas de Indaucho, en Bilbao, cuando los estudiantes se hallaban rezando el Rosario en la Capilla. Se arrodilló en los últimos bancos para no llamar la atención de los muchachos, rezando también a la Madre común. Uno de los preceptores se dio cuenta de la presencia del gran futbolista y le invitó a dirigir una decena.

Los chavales se quedaron estupefactos al ver a su ídolo que subía al presbiterio para hablarles. El «sermón» del guardameta fue espontáneo y cordial y entró como un balonazo en el corazón de los chicos. Sus palabras fueron éstas, aproximadamente:

«Hay que rezar, muchachos. Tenemos que parar, sea como sea, las tentaciones como el portero para el balón, y despejarlas lejos, muy lejos, hasta medio campo por lo menos. Si queremos ser algo en la vida tenemos que someternos a duros entrenamientos y a llevar una vida austera, y tenemos que aprender a obedecer. A mí, a veces, me costó mucho obedecer al médico, pues cuando estaba en el hospital el doctor me prohibió ver por la tele un partido porque me iba a poner nervioso... Hay que trabajar en equipo y no querer lucirnos nosotros sin saber dar juego a otros, para que gane el equipo. Hay un equipo mejor que el nuestro y es el equipo de los misioneros cuyo seleccionador es nuestro Señor Jesucristo. Y ese es el mejor fichaje. Lo importante es ganar esa final que no se repite, que es la salvación del alma, porque al final de la jornada aquel que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada. La llegada al Ayuntamiento con la copa, cuando vencemos, me hace pensar en la entrada en el cielo, ganada la victoria definitiva.»

El «sermón» del guardameta no tuvo nada de tostón y causó un gran impacto en el ánimo de la muchachada que escuchó con emocionado silencio aquellas palabras sinceras y luminosas de su idolatrado portero. Algunos padres que lo oyeron también, se enjugaron disimuladamente unas lágrimas furtivas. Un hermano lego comentó entusiasmado: «Es también un buen delantero. Nos ha metido un gol como una catedral.»

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miércoles, 23 de mayo de 2012

Los globos de Don Abundio

Don Abundio ya tenía el pelo blanco. Su vida se le iba arrastrando por las calles y las dos plazas del pueblo un carrito destartalado lleno de globos.

Y es que sus globos eran su vida. Sólo los niños forasteros de aquel pueblo podían decir que en sus fiestas de cumpleaños habían faltado los globos de don Abundio. Tenía globos para todos los gustos: uno tenía forma de espada, otro era tan gordo que casi asfixiaba a los demás, otro más lucía el color más chillón del mercado…

Lo curioso de este don Abundio, globero profesional, era que nunca vendía su producto. Lo rentaba.

En su ya larga experiencia en el trato con los globos, don Abundio sabía que un globo necesitaba ayuda antes, durante y después de la fiesta. En sus viajes por otros pueblos, a don Abundio le dolía encontrarse con globos abandonados a la mañana siguiente de la fiesta. Es cierto que tan sólo unas horas antes, aquellos globos se encontraban briosos, elegantes, y muy decididos a escalar las alturas, pero al paso de las horas se ponían tristes, aparecían enclenques a medio inflar y cedían poco a poco a la ley de la gravedad… Así que don Abundio cuidaba sus globos; los conocía uno por uno; y, de cinco o seis de ellos, corría el rumor de que habían amenizado ya 500 fiestas de cumpleaños cada uno. Era tanto su amor por los globos que don Abundio llegaba incluso a adoptar globos abandonados de otros pueblos.

Cuando rentaba sus globos para alguna fiesta, se encargaba de todo. Los colocaba en los lugares donde más podían lucir. Unos los pegaba, otros los amarraba, otros los dejaba sueltos contra el techo. A medida que la fiesta avanzaba y antes de que empezaran a desinflarse, don Abundio discretamente entraba con su carrito, en el que llevaba siempre un par de tanques de gas fresco, y daba un repasito a cada globo para que amanecieran todos bien. A la mañana siguiente venía por ellos para seguir cuidándolos y preparándolos en su taller para la siguiente ocasión…

Algo así nos puede suceder a los humanos. En realidad nos parecemos a los globos porque sentimos en el corazón una fuerza que constantemente nos propulsa a las alturas, pero a su vez nos damos cuenta de que esa fuerza se desgasta con el paso del tiempo y que si no contamos con alguna fuente de renovación terminamos desinflados. Percibimos la hermosura de una vida generosa y que busca siempre el bien, y casi al mismo tiempo como que una fuerza misteriosa intenta arrastrarnos hacia el egoísmo disfrazado de paraíso de delicias.

Así que necesitamos de algún buen don Abundio que nos quiera y nos cuide. Si nos dejamos a nosotros solos, sin la ayuda de nadie, pronto seremos como esos globos enclenques a medio inflar que terminan lamiendo el suelo.

El Señor es nuestro Don Abundio. ¡Cuántas ganas y cuánto cariño pone nuestro buen Dios a la hora de cuidarnos! El problema es que a veces somos globos rebeldes que se las ingenian para escaparse del carrito de nuestro Dios, y presumiendo de libertad nos vamos solos a alguna fiesta de cumpleaños distinta a la pensada por nuestro Don Abundio… En las primeras horas la cosa parece que va bien, pero siempre sucede lo mismo: cuando el sol empieza a salir, estamos ya desinflados, tristes y sin ayuda.

Yo creo que es a través de sus sacramentos y de la oración, como el Señor puede mantenernos en forma. Si huimos de la oración y nos alejamos de sus sacramentos, pronto nuestra alma se convertirá en ese globo triste a medio inflar.

Señor, ínflanos con cariño cada mañana, para que podamos sembrar generosidad y alegría a nuestro alrededor cada día, y para que cuando llegue ese momento –que sólo tú conoces– en el que cortarás el último hilito que nos amarraba a este mundo, tendamos briosos y entusiastas a las alturas para encontrarnos contigo...

P. Arturo Guerra

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martes, 22 de mayo de 2012

Santa Rita de Casia

Fiesta: 22 de mayo

Santa Rita nació en 1381 junto a Casia, su segunda patria, en la hermosa Umbría, tierra de Santos: Benito, Escolástica, Francisco, Clara, Angela, Gabriel... Santa Rita pertenece a esa insigne pléyade de mujeres que pasaron por todos los estados: casadas, viudas y religiosas. Por otra parte, pocos santos han gozado de tanta devoción como Santa Rita, Abogada de los imposibles. Su pasión favorita era meditar la Pasión de Jesús.

Los antiguos biógrafos esmaltan su infancia de prodigios sin cuento. Lo cierto es que fue una niña precoz, inclinada a las cosas de Dios, que sabía leer en las criaturas los mensajes del Creador. Su alma era una cuerda tensa que se deshacía en armonías dedicadas exclusivamente a Jesús.

Sentía desde niña una fuerte inclinación a la vida religiosa. Pero la Providencia divina dispuso que pasara por todos los estados, para santificarlos y extender la luz de su ejemplo y el aroma de su virtud. Fue un modelo extraordinario de esposa, de madre, de viuda y de monja.

Por conveniencias familiares se casa con Pablo Fernando, de su aldea natal. Fue un verdadero martirio, pues Pablo era caprichoso y violento. Rita acepta su papel: callar, sufrir, rezar. Su bondad y paciencia logra la conversión de su esposo. Nacen dos gemelos que les llenan de alegría. A la paz sigue la tragedia. Su esposo cae asesinado, como secuela de su antigua vida. Rita perdona y eso mismo inculca a sus hijos. Y sucede ahora una escena incomprensible desde un punto de vista natural. Al ver que no puede conseguir que abandonen la idea de venganza, pide al Señor se los lleve, por evitar un nuevo crimen, y el Señor atiende su súplica.

Vienen ahora años difíciles. Su soledad, sus lágrimas, sus oraciones. Intenta ahora cumplir el deseo de su infancia; ser religiosa. Tres veces desea entrar en las Agustinas de Casia, y las tres veces es rechazada.

Por fin, con un prodigio que parece arrancado de las Florecillas, se le aparecen San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolás de Tolentino y en volandas es introducida en el monasterio. Es admitida, hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años, sólo para Dios.

Recorrió con ahínco el camino de la perfección, las tres vías de la vida espiritual, purgativa, iluminativa y unitiva. Ascetismo exigente, humildad, pobreza, caridad, ayunos, cilicio, vigilias. Las religiosas refieren una hermosa Florecilla. La Priora le manda regar un sarmiento seco. Rita cumple la orden rigurosamente durante varios meses y el sarmiento reverdece. Y cuentan los testigos que aún vive la parra milagrosa.

Jesús no ahorra a las almas escogidas la prueba del amor por el dolor. Rita, como Francisco de Asís, se ve sellada con uno de los estigmas de la Pasión: una espina muy dolorosa en la frente. Hay solicitaciones del demonio y de la carne, que ella calmaba aplicando una candela encendida en la mano o en el pie. Pruebas purificadoras, miradas desconfiadas, sonrisas burlonas. Rita mira al Crucifijo y en aquella escuela aprende su lección.

La hora de su muerte nos la relatan también llena de deliciosos prodigios. En el jardín del convento nacen una rosa y dos higos en pleno invierno para satisfacer sus antojos de enferma. Al morir, la celda se ilumina y las campanas tañen solas a gloria. Su cuerpo sigue incorrupto.

Cuando Rita murió, la llaga de su frente resplandecía en su rostro como una estrella en un rosal. Era el año 1457. Así premiaba Jesús con dulces consuelos el calvario de su apasionada amante. Leon XIII la canonizó el 1900.

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domingo, 20 de mayo de 2012

Tengo algo que decirte con silencios y con palabras


Evangelio: Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos.”
Después de hablarles, el Señor Jesús, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los acompañaban.

TENGO ALGO QUE DECIRTE CON SILENCIOS Y PALABRAS

Sí, también con el silencio, ya que sin éste no puede darse la comunicación, como explica magníficamente el Papa en su Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales, que celebramos hoy.

Hoy se celebra esta Jornada porque fue en el momento de su Ascensión al Cielo, cuando el Señor encargó a los Apóstoles comunicar el Evangelio a todo el mundo. Ellos lo hicieron con eficacia, con la ayuda del Espíritu Santo, que confirmaba la Palabra con los signos, es decir también en el silencio, con el testimonio ordinario o extraordinario de una vida que hablaba siempre de Dios.

Para conocer a Dios necesitamos las palabras que nos hablen de Él, pero también el silencio para escucharlo. Para conocer a Dios, Él mismo nos ha dado su Palabra, que es Jesús; pero también se nos revela a través del silencio. Precisamente, después de la Ascensión de Jesús al Cielo, podría parecer que Dios ya no nos habla, que se ha quedado mudo. Muchas veces apelamos a esta ausencia visible y audible de Dios para justificar nuestra no aceptación del Él. Sin embargo, el problema no es que Dios no hable, es que nosotros no guardamos el silencio necesario para escucharlo. Además, sólo aprendiendo a guardar el silencio, en actitud humilde de escucha, podremos interpretar los silencios de Dios.

Todos sabemos que hay silencios muy expresivos, que una imagen vale más que mil palabras y que un abrazo o un esputo dirigido a una persona expresan más que una palabra de amor o de odio, respectivamente. Es el lenguaje no verbal. Recuerdo ahora una de las escenas que considero más bellas del cine contemporáneo. Pertenece a la película “De dioses y de hombres” y describe la última cena juntos de aquellos frailes trapenses en Argelia que fueron asesinados esa misma noche de 1996. Ellos sabían lo que se les esperaba y en el silencio y sus miradas se expresan todos los sentimientos que llevaban dentro.

La Cruz de Jesús es precisamente el mayor silencio de Dios y, sin embargo, su mayor enseñanza. La Resurrección de Jesús y también su Ascensión al Cielo van más allá de lo que las palabras puedan expresar. En este caso, comunica la alegría de la victoria definitiva de Dios y la certeza de que estamos destinados a la vida eterna en el Cielo, con Él.

La Ascensión del Señor introduce a toda la humanidad en un estado de espera, de acogida de la Palabra, de silencio y de vida de fe. Hasta que el mismo Jesús vuelva, según nos ha prometido.

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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viernes, 18 de mayo de 2012

Autrodestrucción: La decadencia de nuestra sociedad

EN RAZÓN DE TODO LO QUE HA ESTADO SUCEDIENDO EN LAS ESCUELAS DE ESTADOS UNIDOS, Y EN EL MUNDO ENTERO

Veamos: Creo que todo empezó cuando Madeline Murray O'Hare se quejó porque no quería que se orara en las Escuelas... Y todos nosotros dijimos OK. Después otro dijo que no deberíamos leer ni explicar la Biblia en las Escuelas... La Biblia dice que no debemos matar, que no debemos robar y que hay que amar a tu prójimo como a ti mismo por Dios... Y nosotros dijimos OK, saquemos la Biblia de la Escuela..

El Dr. Benjamín Spock dijo que no debíamos corregir a nuestros hijos cuando se portan mal porque podía herir su personalidad y dañaría su autoestima. Y todos dijimos OK, no los corregiremos más. Más tarde alguien dijo a maestros y directores de escuelas que no debían disciplinar a los alumnos cuando hacían algo malo. Y los miembros de la facultad dijeron que nadie debía ejercer disciplina en la escuela porque era de mala publicidad y los podían demandar... Hay una diferencia muy marcada entre corregir o disciplinar y golpear o humillar... Pero de cualquier manera aceptamos su razonamiento... Luego dijeron: Permitamos a nuestras hijas que aborten si ellas así lo escogen sin tener que poseer permiso de sus padres... y dijimos... "buena idea".


Otro miembro brillante de una escuela dijo: Si nuestros jóvenes son jóvenes y van a hacer lo que van a hacer, vamos a darles todos los condones que quieran para que puedan divertirse todo lo que deseen y no tenemos ni que informarles a los padres que se los dimos en el colegio. Y dijimos OK, esa es otra buena idea. Después otro oficial de gobierno dijo que no importa lo que uno haga en privado mientras cumplamos con nuestro trabajo. Y lo aceptamos diciendo que no importa lo que cada quien haga en privado, incluyendo al Presidente, mientras mantenga alta nuestra economía. Y mas tarde dijeron vamos a hacer revistas con mujeres desnudas y le llamaremos "La apreciación de la belleza del cuerpo de la mujer" o "Arte"... Y dijimos: Ok. Otro quiso agrandar su "apreciación del cuerpo" y empezó a imprimir revistas con niños desnudos y más aun los facilitaron a todos a través de Internet. Y dijimos OK, "el derecho a la libre expresión". La industria del "entretenimiento" dijo hagamos películas y shows que promuevan la profanación, violencia y sexo ilícito. Vamos a grabar música que incite a drogarse, al asesinato, al suicidio, a masturbarse. Y a violaciones y hasta con temas satanistas. Y dijimos: "Son los medios, sólo se divierten, no dañan a nadie realmente, el que no lo quiera que no escuche o no lo vea"...

Ahora, nos estamos preguntando por qué nuestros hijos no tienen conciencia, por qué no distinguen entre el bien y el mal, y por qué no les molesta traicionar, golpear o matar a alguien, incluyendo a sus amigos y familiares y hasta suicidarse. Nos preguntamos por qué tantos embarazos no deseados... niñas burladas, SIDA, drogas, enfermedades venéreas, abortos, rebeldía, acoso escolar... Probablemente, si lo pensáramos lo suficiente, sabríamos el por qué... y creo que tiene mucho que ver con NOSOTROS porque finalmente cosecharemos "SOLAMENTE" lo que hemos estado sembrando...


Un joven escribió: Querido Dios, ¿por qué no salvaste a la pequeña niña de la escuela de Michigan? Y Firmó: Sinceramente, Estudiante Preocupado...
Y recibió una Respuesta así: Amado Estudiante Preocupado: "A mí no se me permite estar en las Escuelas... No me dejaron hacer nada"... Sinceramente, Dios.

Qué ironía es dejar a Dios fuera de nuestra vida y de la de nuestros hijos y luego preguntarnos por qué el mundo va rumbo al infierno...
Qué ironía creer todo lo que otros y el periódico dicen pero cuestionamos lo que Dios dice en la Iglesia que nos enseña la Biblia...
Qué ironía pues al parecer todos queremos irnos al cielo mientras no tengamos que creer, pensar, decir o hacer lo que Él nos dice por medio de la Biblia (lo que debemos hacer para llegar allá...) Es irónico como la gente dice "creo en Dios" pero ve, oye y hace todo lo que nada tiene que ver con Dios y se separa de Él haciendo lo que está mal, es decir, lo que el diablo pone a su alcance y que niegan a Dios, el bien y su justicia.
Es irónico como muchos envían chistes verdes y sucios por e-mail o a través de las redes sociales a amigos y familiares y se reenvían rápidamente, pero cuando enviamos algo que conciencia a la gente de sus obras, sólo lo borran ...
Es irónico cómo aceptamos lo obsceno, vulgar y violento de la música y los vídeos y cómo se mueven en el ciberespacio, pero el mencionar a Dios o a Jesús en una escuela o en un lugar de trabajo es reprimido y censurado fuertemente.
Es irónico cómo alguien puede ser tan "religioso" el domingo pero olvidarse del Cristo vivo el resto de la semana, contando obscenidades, escuchando vulgaridades y participando en la promoción de pornografía (sí, porque si ves las revistas o los programas eres parte de eso)...
¿Te está incomodando este mensaje? o ¿te estás riendo? Es irónico que no vayas a invitar a nadie a ver esta página web ( http://webcatolicodejavier.org/autodestruccion.html ) y no lo vayas a compartir con tus amigos porque no sabes y temes lo que pensarán de tí cuando lo lean...
Es irónico cómo nos preocupa más lo que otros piensan que lo que Dios piensa de nosotros... ¿Te he puesto a pensar? Invita a tus amigos a leerlo o "cambia de página". Nadie jamás se enterará de lo que hiciste... sólo Dios y Él no se lo contará a nadie... sólo se entristecerá porque eres uno más entre millones, que no se interesó en que el mundo se estaba yendo al abismo.
Es irónico que si invitas a leerlo, no puedes prometer que les llegará dinero o un regalo en siete días, sólo que Dios empezará a hacer cambios en su vida y en la de toda su familia para encaminarlos hacia el cielo... aunque sean cambios que, muchas veces, no gustan a nuestra parte animal...
Sí, ven Señor Jesús... ¡danos tu ayuda! ¡Te necesitamos! "Hay un día en nuestra vida en que podemos marcar la diferencia... ¿Será este ese día?" Ojalá este sea el día... ¡Regeneradnos Mi Señor! por los ruegos de María.
!Que Dios te bendiga y Su Santísima Madre te ayude!

webcatolicodejavier.org

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jueves, 17 de mayo de 2012

Haznos dignos, Señor

Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que tenga necesidad de alimento.
Cuando tenga sed, mándame a alguien que necesite de bebida.
Cuando tenga frío, mándame a alguien para que lo abrigue.
Cuando tenga un disgusto, ofréceme alguien para que lo consuele.
Cuando mi cruz se vuelva pesada, hazme compartir la cruz de otro.
Cuando me sienta pobre, condúceme hasta alguien que esté necesitado.
Cuando tenga tiempo, dame alguien a quien pueda ayudar unos momentos.
Cuando me sienta humillado, haz que tenga a alguien a quien alabar.
Cuando esté desanimado, mándame a alguien a quien dar ánimos.
Cuando sienta necesidad de comprensión de otros, mándame a alguien que necesite de la mía.
Cuando necesite que se ocupen de mí, mándame a alguien de quien tenga que ocuparme.
Cuando pienso sólo en mí mismo, atrae mi atención sobre otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos que, en todo el mundo, viven y mueren pobres y hambrientos.

Madre Teresa de Calcuta

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miércoles, 16 de mayo de 2012

Life Vest Inside - Kindness Boomerang - One Day

Comparto con ustedes este hermoso vídeo que me llegó por correo. Muestra una especie de cadena de favores infinita que hace ver que el mundo puede ser maravilloso si actuamos con bondad y amor. Sin importar géneros, ni razas, ni edades... Si actuamos todos con la voluntad del Señor este mundo es posible. Veanlo no les defraudará.

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Queremos rezar por tí

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martes, 15 de mayo de 2012

Novena a María Auxiliadora

HOY COMIENZA LA NOVENA A MARÍA AUXILIADORA

Novena recomendada por San Juan Bosco


Rezar, durante nueve días seguidos, tres Padresnuestros, Avemarías y Glorias con la siguiente jaculatoria: "Sea alabado y reverenciado en todo momento el Santísimo y Divinísimo Sacramento" y luego tres Salves con la jaculatoria: "María Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros".
Recibir los Santos Sacramentos de Confesión y Comunión.
Hacer o prometer una limosna en favor de las obras de apostolado de la Iglesia o de las obras salesianas.

San Juan Bosco decía "Tened mucha fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estad persuadidos de que la Virgen no dejará de cumplir plenamente vuestros deseos, si han de ser para la gloria de Dios y bien de vuestras almas. De lo contrario, os concederá otras gracia iguales o mayores".

NOVENA DE LA CONFIANZA

Madre mía de mi vida,
auxilio de los cristianos,
la pena que me atormenta,
pongo en tus benditas manos.
(Ave María)

Tú que sabes mis secretos,
pues todos te los confío,
da la paz a los turbados
y alivio al corazón mío.
(Ave María)

Y aunque tu amor no merezco,
nadie recurre a Ti en vano,
pues eres Madre de Dios
y Auxilio de los cristianos.
(Ave María)

Finalmente, se reza la oración de San Bernardo:

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.

San Juan Bosco

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domingo, 13 de mayo de 2012

El amor es de Dios

Evangelio: Juan 15, 9- 17

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.”

EL AMOR ES DE DIOS

Polonia, julio de 1941. En el campo de exterminio de Auschwitz se ha fugado un prisionero y las autoridades nazis decretan la muerte de algunos de los prisioneros como escarmiento. Comienza la fatal selección y entre los condenados, figura un esposo y padre de familia que, al saber su destino, no para de lamentarse por los suyos. En ese momento surge desde atrás un hombre que se ofrece a morir en su lugar. “Soy un sacerdote católico”. Como muchos ya habréis adivinado, así se presentó San Maximiliano Kolbe, que se convirtió así en mártir del amor.

El Evangelio nos habla hoy del amor. ¡Cuánto hemos descuartizado y desvirtuado esta palabra los hombres! El amor es de Dios. Él es la fuente del amor. Deus Caritas est. Pero los hombres nos hemos empeñado en llamar amor a cualquier cosa, hasta la más contraria al amor, como puede ser la utilización de otra como objeto de placer, de disfrute meramente corporal, aunque sea con el consentimiento de ambos. Le llaman amor, pero el amor, es ante todo algo espiritual, del corazón. Es el amor de una madre y de un padre hacia su hijo: una fuerza interior que lleva a dar la vida por el bien del hijo, si fuera necesario. Eso es verdadero amor. Es también el amor de ese hijo hacia sus padres o entre los hermanos, o entre los amigos. Lo contrario absolutamente a cualquier forma de aprovechamiento egoísta del otro. Es también, cómo no, el amor conyugal: el que un hombre y una mujer descubren y quieren compartir toda la vida, en un proyecto muy hermoso que sellan públicamente ante Dios y ante los demás, que incluye la donación corporal y que está al servicio de la vida. Es también el amor del que entrega su vida a Dios, en el sacerdocio o la vida consagrada; hace esta elección por amor, para ponerse al servicio de Dios y de los hermanos. Y, finalmente, el amor heroico es el que llega a dar la vida, perdonando a los enemigos que se la quitan, a ejemplo de Cristo en la Cruz.

Hay distintas formas de amar, pero el amor es esa misma fuerza interior que busca siempre el bien de la persona amada. Es ese movimiento del alma que la lleva a salir de sí misma para buscar la paz y la felicidad en un darse continuo. El amor es un misterio inmenso. ¿De dónde surge este misterio? ¿Quién ha creado el amor?

San Juan, recogiendo y subrayando las palabras de Jesús en el Evangelio, y también en sus cartas como acabamos de escuchar, responde claramente a esa pregunta. El amor es de Dios, porque Dios es amor. Se puede llegar al conocimiento de Dios cuando se busca amar sinceramente al prójimo, cuando no se “racanea” a la hora de darse a los demás, de esforzarse por las personas, de darles nuestro tiempo y energías, sin descartar a ninguna, siempre con alegría. La medida del amor es amar sin medida.

Al cristiano se le tiene que reconocer, ante todo, por esto. Así sucedía en los primeros siglos de la Iglesia. La gente contemplaba a las primeras comunidades cristianas con admiración: “mirad cómo se aman” - repetían - y esto era motivo de muchas conversiones al cristianismo.

El amor es de Dios. Dios es amor y este amor se nos muestra en el Evangelio. Pero la mayoría de las personas no leen el Evangelio. ¿Cómo pueden entonces descubrir a Dios? Sólo hay una respuesta. Que cada cristiano dé ejemplo vivo y constante de amor, de perdón y de entrega generosa; cada día, soportando tantas veces contrariedades y afrentas; amando – como decía M. Teresa de Calcuta – “hasta que duela”. Entonces el cristiano “interpreta la sinfonía” contenida en la “partitura” del Evangelio y lleva a los demás a descubrir a Dios. Porque el amor es de Dios.

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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viernes, 11 de mayo de 2012

Nuestra fe no está muerta, está dormida

La clave está en atreverse a creer que el Señor está palpitante en cada orla de su manto

Tal como ocurriera con los dos sueños del Faraón que José discernió, las dos mujeres que Marcos nos presenta (Mc 5, 21-43), la hemorroísa y la hija de Jairo son en realidad “una sola persona”. Eres tú. Somos cada uno de nosotros. De ninguna de la dos nos ofrece San Marcos su nombre. Pongamos el nuestro, sintámonos aludidos, interpelados, por la Palabra.

Ambas mujeres tienen entre sí un triple nexo que nos permite identificarlas como un solo mensaje del Señor. Por una parte, San Marcos nos presenta “trenzadas” las dos sanaciones. Por otra, ambas “cuentan” 12 años. Pareciera que el Evangelista hubiera “subrayado” en rojo este detalle. Abundemos en él.

La mujer enferma lleva 12 años “perdiendo vida”. La sangre es signo de vida en el contexto bíblico. Curiosamente, 2000 años después, en las campañas de donación de sangre uno de los lemas es “donar sangre es donar vida”. Y así es.

Ella se ha gastado su fortuna en tratamientos que, a la postre, no sólo han resultado infructuosos, sino que han empeorado su estado. Aterricemos: en nuestra vida hay muchas heridas emocionales y situaciones dolorosas por las que vamos “perdiendo” alegría, paz, bondad, etc. Se nos va la “vida... en el Espíritu”, se nos van los frutos. Se nos va la vida, solemos decir ante un golpe de calor estival. Muchas veces nos acostumbramos a confiar demasiado en nuestro propios recursos y experiencia vital para salir del atolladero, porque nos cuesta pedir ayuda. Es como su tuviéramos frío y en lugar de buscar el calor del hermano, quisiéramos “reinventar” el fuego.

Hay diferencia entre ver y mirar, entre oír y escuchar. Tampoco es lo mismo apretujar que tocar. La multitud que apretuja al Maestro nos recuerda a nosotros mismos cuando estamos con el Señor sólo “emocionalmente”, cuando estamos en la Eucaristía “de cuerpo presente”, sin darnos cuenta de la Presencia. Cuando leemos mucho sobre el Evangelio, pero no terminamos de sumergirnos en el Evangelio. Cuando lamentamos lo mal que va el mundo en lugar de dar gracias a Dios “siempre y en todo lugar, porque es justo y necesario”.

Ella toca la orla del manto, es decir la parte de su túnica aparentemente más “alejada” de la mirada del Señor. La túnica representa la Iglesia misma, que “reviste” al Señor y le hace visible en el mundo. El testimonio de aquella mujer nos recuerda que el Amor del Señor nos puede sanar sólo con que “toquemos” levemente cualquiera de las piedras vivas que la formamos. Tocar es abrazar es expresar el amor fraterno. Es como la “caricia del Papa” que el Beato Juan XXIII regaló a los padres para sus niños, en el famoso discurso de la Luna la noche inaugural del Concilio.

La hija de Jairo representa nuestra vida en Cristo, nuestro primer amor con el Señor. La joven lleva casi 2000 años teniendo doce, porque la obra de Dios en cada uno de nosotros no envejece. Es como dicen los Padres Orientales de la Iglesia refiriéndose al corazón interior: Nuestra porción de vida eterna, el “lugar” genuino de nuestra semejanza con Dios.

Jairo, jefe de la sinagoga, representa a la Iglesia, que intercede al Señor por todos los hombres y por cada uno de sus hijos, seamos o no conscientes de ello. La niña, en efecto, no es consciente, no puede salir a pedir ayuda. Cuando los amigos de Jairo comentan a éste que ya no hace falta “molestar“ al Maestro, no es difícil aventurar la frase siguiente: “Jesús no ha llegado a tiempo, estaba atendiendo a esta otra señora”. Son los mismos parientes que alternan el llanto desconsolado por la joven difunta con la risa burlesca ante el diagnóstico del Señor: “La niña está dormida”. Ellos representan nuestros sentimientos desbocados, variables, cuando les falta el dominio de sí que los gobierne como el imán a las limaduras de hierro. Pero Jairo confía y deja en manos del Señor a su pequeña. San Marcos no nos dice su nombre, pero en el nombre de su padre está escrita la obra que va a hacer el Señor en ella, porque Jairo deriva de Yag´ir, que significa "Dios iluminará".

En efecto, nuestra fe no está muerta, está dormida. Los “parientes” ya tienen la siguiente pregunta preparada: Si está dormida, ¿por qué a nadie se le ocurrió despertarla? ¿Acaso Jairo o su esposa no hubieran podido tocarle en el brazo levemente? No, porque de ese sueño sólo puede despertarnos la Voz de Cristo. Por eso, cuando sentimos dormido el ánimo y deprimido el corazón sólo la escucha de la Palabra puede hacernos llegar el “Talitha kumi”. Es cierto que también podemos rechazar el diagnóstico del Médico y certificar nuestra desesperanza, como forenses de nosotros mismos. Aun así, a los tres días nos daremos cuenta con asombro de que nuestra “hija de Jairo” no sufre descomposición alguna. Nos daremos cuenta de que nuestra esperanza está viva, pero dormida. Está dormida, pero muy viva.

El lenguaje coloquial viene a iluminar esta realidad con pintoresca gracia: Tras una jornada de fatigoso trabajo solemos decir: “Estoy muerto de cansancio”. Y no nos damos cuenta de que un difunto no experimenta cansancio alguno, al contrario, goza de descanso perfecto. Saquémosle punta a la frase citada: Cuanto más grande es el cansancio experimentado más vivos estamos, más nos hemos apasionado en el trabajo. En clave de Evangelio, los caminos de Dios son distintos de los nuestros, porque cuanto más nos hemos desgastado por los hermanos, más vivos estamos, y más vivos nos sentimos. Cuanto más ha ardido nuestra zarza con el fuego del amor de Dios, más ligera navega la savia del Espíritu por nuestras ramas.

El tercer nexo entre las dos mujeres es que ambas tienen un encuentro personal con el Maestro. La mujer sanada es la única que le ha “tocado”. La orla del manto puede ser cualquier cosa, por pequeña que sea, de la que el Señor se sirve para mostrarnos su presencia en lo cotidiano. Para Blaise Pascal fueron unas notas de órgano, para la Madre Teresa la llamada de un mendigo. La clave está en atreverse a creer que el Señor está palpitante en cada orla de su manto. Ella lo creyó... y así fue.

Y en cuanto a la joven, muchos hablaban de ella, pero sólo Jesús le habló a ella. Y después de despertarla tuvo la emocionante delicadeza de pedir que le dieran de comer. Ahí ha dejado escrita una ulterior exhortación para nosotros: Cuando el Amor de Dios nos saca de nuestra postración, depresión y melancolía, hemos de alimentar a la hija de Jairo, hemos de robustecer nuestra dieta espiritual con los sacramentos, la Palabra, la vida fraterna, etc... Hemos, en suma, de vivir como hijos resucitados.

Hermano Lázaro Clemente
catholic.net

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jueves, 10 de mayo de 2012

Te doy gracias, María, por ser una mujer

Gracias por haber sido mujer como mi madre y por haberlo sido en un tiempo en el que ser mujer era como no ser nada.

Gracias por haber sido una mujer libre y liberada, la mujer más libre y liberada de la Historia, la única mujer liberada y libre de la Historia, porque tú fuiste la única no atada al pecado, la única no uncida a la vulgaridad, la única que nunca fue mediocre, la única verdaderamente llena de gracia y de vida.

Te doy gracias porque supiste encontrar la libertad siendo esclava, aceptando la única esclavitud que libera, la esclavitud de Dios, y nunca te enzarzaste en todas las otras esclavitudes que a nosotros nos atan.

Te doy gracias porque te atreviste a tomar la vida con las dos manos, porque al llegar el ángel te atreviste a preferir tu misión a tu comodidad, porque aceptaste tu misión sabiendo que era cuesta arriba, en una cuesta arriba que acababa en un Calvario. (...)

Gracias por tu libertad de palabra cuando hablaste a Isabel.

Gracias por atreverte a decir que Dios derribaría a los poderosos,sin preocuparte por lo que pensaría Herodes.

Gracias por haber sabido que eras pobre y que Dios te había elegido precisamente por ser pobre.

Gracias porque supiste hablar de los ricos sin rencor, pero poniéndolos en su sitio: el vacío.

Gracias porque supiste ser la más maternal de las vírgenes, la más virginal de las madres.

Gracias porque entendiste la maternidad como un servicio a la vida ¡y qué Vida! (...)

Gracias por haber sabido ser luego una mujer de pueblo, por no haber necesitado ni ángeles, ni criadas que te amasaran el pan y te hicieran la comida, gracias por haber sabido vivir sin milagros ni prodigios.

Gracias por haber sabido que estar llena no era estarlo de títulos y honores, sino de amor. (...)

Gracias por haber respetado la vocación de tu Hijo cuando se fue hacia su locura, por no haberle dado consejitos prudentes. (...)

Gracias por haber sabido quedarte en silencio y en la sombra durante su misión, pero sosteniendo de lejos el grupo de mujeres que seguían a tu Hijo. (...)

Gracias por haber sido la mujer más entera que ha existido nunca y gracias, sobre todo, por haber sido la única mujer de toda la Historia que volvió entera a los brazos de Dios.

Gracias por seguir siendo madre y mujer en el cielo, por no cansarte de amamantar a tus hijos de ahora.

José Luis Martín Descalzo
iglesia.org

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miércoles, 9 de mayo de 2012

Para mantener la familia unida

Mientras preparaba unas notas para mi intervención en uno de los seminarios del Congreso Mundial de Familias al que he sido invitado como ponente, el dedicado a cómo mantener la familia unida; me daba cuenta de que aunque laborioso, mantener a la familia unida puede ser a la vez una tarea sencilla.

En demasiadas ocasiones complicamos las cosas por no saber encontrar el núcleo de la cuestión. Poniendo sobre el papel mis ideas, me iba dando cuenta de que todo lo que escribía estaba en la órbita del perdón y la gratitud; es decir, del amor.

Para enseñar a los hijos a pedir perdón, a perdonar por supuesto; y a ser agradecidos, los padres debemos ir por delante practicando aquello que decimos. Son muchas las "ideas" para mantener la familia unida pero creo que todas giran en torno al perdón y el agradecimiento.

La convivencia y el carácter propio y de los demás, generan roces que si no se curan suelen devenir en desunión cuando no en enfrentamiento. Enseñar a perdonar aquello que nos molesta y a pedir perdón cuando herimos a alguien, son un gran bálsamo para la convivencia. La gratitud genera un buen ambiente y es uno de los grandes eslabones que unen a los hombres.

¿Ideas para mantener la familia unida? Saber perdonar y ser agradecidos. Puede parecer poca cosa pero sin duda se trata de un programa de vida.

Aníbal Cuevas
anibalcuevas.blogs.com

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martes, 8 de mayo de 2012

«El Espíritu Santo hará que recordéis lo que yo os he enseñado»

El Espíritu os enseñará todo. Porque si el Espíritu no toca el corazón de los que escuchan, la palabra de los que enseñan sería vana. Que nadie atribuya a un maestro humano la inteligencia que proviene de sus enseñanzas. Si no fuera por el Maestro interior, el maestro exterior se cansaría en vano hablando.

Vosotros todos que estáis aquí, oís mi voz de la misma manera; y no obstante, no todos comprendéis de la misma manera lo que oís. La palabra del predicador es inútil si no es capaz de encender el fuego del amor en los corazones. Aquellos que dijeron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24,32) habían recibido este fuego de boca de la misma verdad.

Cuando uno escucha una homilía, el corazón se enardece y el espíritu se enciende en el deseo de los bienes del reino de Dios. El auténtico amor que le colma, le provoca lágrimas y al mismo tiempo le llena de gozo. El que escucha así se siente feliz de oír estas enseñanzas que le vienen de arriba y se convierten dentro de nosotros en una antorcha luminosa, nos inspiran palabras enardecidas. El Espíritu Santo es el gran artífice de estas transformaciones en nosotros.

San Gregorio Magno (hacia 540-604)papa, doctor de la Iglesia - Homilía 30, 1-10
evangelizo.org

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domingo, 6 de mayo de 2012

Cuando Dios está conmigo y yo no estoy con Dios

Evangelio: Juan 15, 1-8

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo poda para que dé más fruto. Vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí, lo tiran fuera, como al sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.”

CUANDO DIOS ESTÁ CONMIGO Y YO NO ESTOY CON DIOS

Esta sincera confesión, a la vez que aguda advertencia, es la que hace San Agustín lamentándose del tiempo en que ha tardado en conocer y amar a Dios: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva… Tú estabas en mí, mas yo no estaba contigo!”

En el plano de la cercanía física, es imposible que yo esté cerca de una persona y esa persona no esté cercana a mí. Sin embargo, no sucede así en nuestra relación con Dios. Él está siempre cerca de nosotros: dentro de nosotros si estamos en su gracia; a nuestra puerta llamando si necesitamos de su perdón misericordioso. El problema es que nosotros, en este segundo caso, podemos estar muy lejos de Él, distraídos por el mundo, por nuestros afanes… olvidados de Él.

Quien cree que porque Dios es infinitamente bueno es imposible alejarse, en el fondo, de Él, anda muy equivocado, porque el hombre es libre. Dios lo ha hecho libre, precisamente en su infinita bondad. Y como hijo pródigo puede alejarse de él desobedeciendo sus mandatos. Dios siempre está cerca del hombre; el hombre puede o no estar cerca de Dios. La cercanía de Dios, su Misericordia infinita, no es excusa para desentendernos de llevar una vida santa y cumplir sus mandamientos. Sólo “quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en Él”, nos recuerda hoy San Juan.

El cuarto evangelista explica en la primera de sus cartas lo que ha escuchado de labios del mismo Señor: “Permaneced en mí y yo en vosotros”. Y para hacernos sencilla su enseñanza, Jesús nos ilustra con la imagen de la vid y los sarmientos. Igual que el sarmiento recibe la savia y da fruto cuando está unido a la vid, así el hombre sólo puede encontrar vida verdadera si permanece unido a Dios. Separado de Él, como el sarmiento separado de la vid, no puede dar fruto y finalmente se seca.

Luego, ser cristiano no es llevar una vida separada de Dios, aunque “de boquilla” uno se proclamara muy creyente. Discípulo auténtico de Cristo es el que permanece unido a Él, cada día, cumpliendo fielmente sus mandamientos de amor, los diez (y no sólo algunos) de la Ley de Dios.

La imagen es perfecta y permanecer unido a Dios como el sarmiento a la vid, significa también que el cristiano, como el sarmiento antes de la primavera, será podado para que se haga más fuerte y dé más fruto. De qué manera más sencilla nos revela Dios el misterio de la tentación, del sufrimiento, del dolor… que nos sobreviene tan a menudo. Vivido este misterio desde la fe, uno descubre no una mano malvada, sino, en el fondo, la mano del viñador que sabiamente poda la vid cortando parte del sarmiento para sanarlo y robustecerlo.

Una buena poda es la que recibió Saulo, para convertirse en San Pablo. Los frutos que dio este vigoroso sarmiento de la Viña del Señor son narrados en el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuya lectura es especialmente recomendable para todos en este tiempo de Pascua.

P. Mario Ortega
En la barca de Pedro

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sábado, 5 de mayo de 2012

L´chaim! ¡Por la vida!‏

Gota a gota, con la ayuda de Dios, abriremos el corazón de la sociedad

Entre los judíos, las palabras que se pronuncian en los brindis siempre son las mismas:” Le chaim!” o “L´chaim!” que viene a significar: “¡A la vida!” o “¡Por la vida!” Eso es lo que debe brotar de nuestro corazón: celebrar la vida, defenderla celebrándola y reclamando su protección en toda circunstancia.

A veces los ejemplos y analogías nos ayudan a ver claro. Hablemos de nuestro vecino Plutón. Podemos "legislar", con una amplia o escuálida mayoría de votos de astrónomos, que el bueno de Plutón no es un planeta (ya lo hemos hecho). Podemos "decidir" en un parlamento mundial que Plutón es plano, como la Tierra era considerada hace siglos. Podemos "decidir" que es un asteroide, un meteorito desmesurado o un pro-planeta que oposita a recuperar su status. Pero lo que no puede hacer ningún parlamento es mover a Plutón de su órbita, ni modificar su tamaño.

Así sucede con la vida. La vida humana "es" tal desde la concepción, aunque se legisle lo contrario. Las opiniones son libres, dice el adagio periodístico, pero los hechos son "sagrados". Se ha legislado en base a la opinión de una escuálida mayoría parlamentaria. Me atrevería a decir que ha sido la "opinión" de algo menos de 200 personas lo que se ha convertido en ley, con la vana pretensión de la que la ley puede cambiar la naturaleza de lo legislado.

Curiosa es, además, la coincidencia semántica entre los términos "escuálido" y "escualo". Sí, nuestra sociedad occidental, anémica de valores, y sobresaturada de intereses creados y cepos ideológicos y económicos, está viendo cómo nuestros hijos son devorados ... ahora legalmente.

Si para conocer a Plutón los astrónomos “legisladores” deberían haber viajado hasta él, para conocer el don de la vida hay que viajar hasta él, hay que dejar atrás la ley de la gravedad ideológica y económica, y atreverse a mirar a los ojos a un niño antes de nacer. Hoy es posible. Esos ojos, cerrados o abiertos, harán llegar la verdad de la vida humana al corazón del legislador y al corazón de la sociedad, más que cualquier comisión de expertos. A la pequeña mano de Samuel Armas, agarrando el dedo del doctor Bruner cuando le intervino de espina bífida a las 21 semanas de gestación, no se le puede responder con estadísticas o folios timbrados. A su “abrazo” de dedos sólo cabe una respuesta: Otro abrazo, cada cual en su ámbito, el doctor Bruner salvándole la vida, y el parlamento, legislando con sentido común y celebrando la vida.

El lenguaje muchas veces esconde una sutil trampa para la verdad. Incluso los que defendemos el derecho primario a la vida desde la concepción no nos hemos dado cuenta de que al saber que un matrimonio allegado espera un hijo les decimos: ¡Enhorabuena, vais a ser padres! Cuando deberíamos decirles: ¡Enhorabuena, sois padres!

Pero la misma sutileza del lenguaje esconde esa verdad interior que nos sale al paso al mirarnos al espejo (ante el espejo nadie se engaña). Porque no he escuchado a nadie - ya sea promotor del aborto como contrario al mismo- decir a un matrimonio que ha tenido un aborto natural: "Habéis perdido un feto", sino "habéis perdido un hijo".

Repito, hay esperanza. Seamos como la gota de agua sobre la "cabeza" de la opinión pública. Nuestra fuerza es la perseverancia. Gota a gota, con la ayuda de Dios, abriremos no la cabeza sino el corazón de la sociedad.

Hermano Lázaro Clemente
www.cetelmon.tv

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viernes, 4 de mayo de 2012

En el mundo de la misericordia

Nos sorprende ese Dios de misericordias que busca, que rescata, que cura, que salva.

Nos sorprende tanto amor de Dios. Porque le dimos motivos para la ira y respondió con su perdón. Porque nos alejamos de sus brazos y no dejó de caminar a nuestro lado. Porque le olvidamos en nuestras alegrías y esperó a que le diéramos gracias. Porque protestamos en la hora del sufrimiento y no se ofendió por nuestras quejas.

Es un amor que va mucho más allá de lo que podamos esperar, que no se explica por lo que podamos merecer. Ama simplemente, sin condiciones, porque es Dios, porque tiene entrañas de misericordia.

Su amor da sentido a la vida. Porque nos quiso empezamos a existir. Porque nos quiere seguimos en este camino de maravillas y de lágrimas. Porque siempre nos querrá tenemos un lugar preparado en el cielo, en nuestra casa eterna.

Nos sorprende ese Dios de misericordias que busca, que rescata, que cura, que salva. Precisamente cuando no lo merecíamos, cuando más lejos estábamos, cuando vivíamos de egoísmos, cuando habíamos pisoteado la justicia.

Así es Dios, un enamorado lleno de pasión por cada uno de sus hijos.

Si escuchamos su llamada discreta y constante, si le abrimos una puerta en nuestras vidas, entrará, limpiará, curará, salvará. (cf. Ap 3,20).

Sólo quien ha sido tocado por ese amor comprende la maravilla de ser hijos de un Padre tan bueno.

Es entonces cuando podemos dejar egoísmos, romper perezas, quitar rencores, empezar a vivir en el mundo de la misericordia y del perdón.

A nosotros se nos perdonó mucho, muchísimo. También nosotros tenemos que perdonar a nuestro hermano (Lc 6,36-38). Seremos entonces semejantes a Dios, que es amor, misericordia y paciencia sin límites.

P. Fernando Pascual
catholic.net

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jueves, 3 de mayo de 2012

Maternidad de María

Si preguntásemos a los creyentes cuál ha sido la más bella historia de pureza y virginidad que ha producido nuestro planeta, estoy seguro de que una gran mayoría nos responderían sin dudar que la de María.

Y si les interrogásemos por la historia de la mujer que con mayor coraje ha soportado el dolor, pensaron en seguida en la Virgen de los Dolores. Pero ya no serían muchos los que se acordasen de la fe de María si les pidiésemos el nombre del ser humano que más hondamente vivió su fe.

Y poquísimos o tal vez nadie nos presentaría la historia de María como la más honda historia de amor. Y es que se habla mucho de las virtudes de María, pero menos de la raíz amorosa de todas ellas. Y, sin embargo, no conocemos historia de amor como la de María. Yo pienso incluso que si tuviera que escribir una «historia del amor», me limitaría a narrar la de María. Y que toda la vida de la Virgen podría contarse perfectamente desde la única clave del amor.

Un gran amor cuya plenitud empieza, asombrosamente, por un ancho vacío. Un vaciado de egoísmos. Porque la razón por la que los hombres no nos llenamos de amor es que estamos ya llenos de nosotros mismos. Como una tierra a la que la planta de nuestro propio orgullo le devorase todo su jugo, así no se puede sembrar en nuestras almas ningún otro árbol.

Vivimos solo pensando en nuestras cosas que ni llegamos a enterarnos de que hay otros seres a los que hay que amar. María pudo amar mucho y recibir mucho porque el centro de su alma estaba fuera de sí misma, por encima de su propia persona. No sabia muy bien lo que esperaba, pero era pura expectación. Ella no tenía más que hacer que mantener bien abiertas sus puertas. Era libre para amar porque era esclava. Podía recibir al Amor.

¿Cómo pudo tanto Amor caberle dentro? Jamás en ser humano alguno cupo tanto Amor. Jamás soñó nadie engendrar un Amor semejante. Y, sin embargo, «cabía» en ella. Porque el enorme Amor se había hecho pequeñito, bebé. ¡Un bebé-Dios, qué cosas!

Y ella era madre en el sentido más literal de la palabra. Pero «tan» madre que parecía imposible. Tenía el cielo en su corazón y en su seno. Sólo Dios podía hacer realizable esa paradoja del infinito empequeñecido que la habitaba.

Y desde entonces su alma, más que llena de amor, lo estaba de vértigo. Toda vocación nos desborda, nos saca de nosotros mismos, tira del alma hacia arriba, nos aboca al riesgo. ¿Cómo no desgarró su alma?

No se hizo, claro, sin desgarramiento. Simeón le explica que siempre hay una espada en el horizonte, que el dolor es el crisol del amor. Y hay que empezar a amar de esa manera absurda que es huir en la noche porque este mundo empieza a no soportar al amor apenas ha nacido.

Amar -ahora lo entiende María bien- no es una historia de besos y caricias, no son las dulces consolaciones del alma, no es una fogarata de entusiasmo enamorado; es luchar por aquello que se ama, dejándose tiras de alma en las aristas de la realidad.

Luego el amor se vuelve tragedia. ¿Puede decir que ha amado quien jamás ha sufrido por su amor? Santa María del amor hermoso es hermana gemela de Santa María del mayor dolor. Las cruces tienen una extraña tendencia a crecer en el corazón. Con la única diferencia de que en los corazones que aman esa cruz está llena y no vacía. Pero todas las cruces tienen sangre. Y todo amor se vive a contra muerte.

Por fortuna, ningún dolor es capaz de ahogar una esperanza verdadera. Y en la tarde de todos los sábados se junta al vacío de la soledad la plena luz de la esperanza. El amor es más fuerte que la muerte, cuanto más el Amor. El de María también es inmortal.

Y resucitará el domingo en el abrazo total, el amor sin eclipse de la mañana pascual. Porque sólo detrás de la muerte el amor está a salvo, definitivamente invencible, vuelto ya sólo luz.

Y luego, todavía el amor: «dedicarse» por toda la eternidad a ser madre de los hombres. María no se jubiló de la maternidad. Sigue engendrando, engendrándonos. Ejerce de madre, tal vez porque es lo único -¡lo único!- que sabe hacer. ¡Y qué bien lo hace!

¿Por qué entonces le pedimos que vuelva a nosotros esos sus ojos misericordiosos cuando sabemos que no tiene ojos sino para nosotros, Madre, Madre nuestra?

iglesia.org

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miércoles, 2 de mayo de 2012

Recibir a Jesús por primera vez cuesta 0€

Los medios de comunicación, en estos días de Primeras Comuniones, nos presentan que estas celebraciones son muy caras, que es un despilfarro y que a muchas familias les supone casi la ruina, o por lo menos, les implica pedir un préstamo.

Por si sirve, digo: Recibir a Jesús, por primera vez, cuesta 0 Euros.

Celebrar la 1ª Comunión, socialmente, cuesta aproximadamente según algunos medios de comunicación:

- traje de niña: Desde 500 €
- traje de niño: Desde 350 €
- zapatos, calcetines, camisa, corbata, diadema, bolso... Tropecientos €
- cadena, medalla, reloj, collar, rosario, crucifijo, misal (no se para qué): Tropecientos €
- comida: Desde 60 € por persona.
- reportaje de fotos, videos, recordatorios... Desde 400 €
- hinchables, disco móvil (¿para quien?)... Tropecientos €

En total, entre unas cosas y otras, varios miles de euros. Claro, que cada uno puede hacer lo que quiera con su dinero y sus pretensiones, pero tengan en cuenta lo siguiente:

Recibir a Jesús, por primera vez, tiene los siguientes costes:

- 92 sesiones de catequesis... 0 €
- trabajo de los sacerdotes, catequistas... 0 €

- luz, calefacción, uso salones... 0 €
- obsequio de la parroquia, -estampa, evangelio, cruz....- 0 €
- limpieza, material celebración... 0 €
- 4 sesiones con los padres para preparar todo 0 €
- preocupaciones, malos ratos, disgustos, desvelos, .... 0 €

En total la preparación, desarrollo y celebración asciende a 0 €. Claro que cada uno con su tiempo, su ilusión, su servicio, su disponibilidad, puede hacer lo que quiera-."Lo que gratis recibísteis, dadlo gratis" -Jesús de Nazaret-

Y el niño o la niña, ¿qué? ¿Quién lo manipula, lo maneja, le rompe el encanto de lo que celebra? ¿La Iglesia o la sociedad? Pues ya sabemos lo que nos toca.

webcatolicodejavier.org

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Artículo de la semana:

Vengo por ti

Estoy cansado de trabajar y de ver a la misma gente, camino a mi trabajo todos los días, llego a la casa y mi esposa sirvió lo mismo de la c...

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